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PESO MEXICANO
Durante
los casi trescientos años del Virreinato de la Nueva España (1535-1821), la
minería fue tan redituable que permitió a la Metrópoli acumular una gran
riqueza en metales finos. El dinero de la época estuvo formado exclusivamente
por monedas metálicas fabricadas en oro, plata y en menor grado, en cobre.
Aún durante el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, las monedas metálicas se acuñaban en oro y plata. El valor nominal de las monedas equivalía al valor al que podía venderse el metal que contenían. Esto permitía que fueran aceptadas como medio de pago.
Aún durante el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, las monedas metálicas se acuñaban en oro y plata. El valor nominal de las monedas equivalía al valor al que podía venderse el metal que contenían. Esto permitía que fueran aceptadas como medio de pago.
A
diferencia de las monedas metálicas, se necesitaron muchos años y varios
intentos para que los billetes fueran aceptados y utilizados como medio de pago
en México. En un principio, fueron emitidos por bancos privados y por tanto,
eran un título de crédito. Eran de aceptación voluntaria, por lo que su uso y
aceptación dependían de cada persona. Los billetes de emisión privada tenían la
característica de ser pagaderos en moneda legal; es decir, las personas podían
canjearlos por monedas en el momento que lo desearan (que en aquél entonces se
fabricaban en metales finos). Posteriormente, los billetes fueron emitidos
también por el gobierno, llegaron a ser de aceptación obligatoria y en alguna
época, podían ser convertibles o canjeados por moneda metálica, que seguía
acuñándose en metales finos.
Con el
paso del tiempo, la moneda metálica se comenzó a acuñar en metales industriales
y se convirtió en moneda fiduciaria al reducirse su valor intrínseco; y el
billete de banco, al ser declarado de curso legal, se convirtió en el papel
moneda que se sigue utilizando.
La
moneda metálica acuñada empezó a conocerse y a circular en México en la tercera
década del siglo XVI.
Durante
la primera etapa de la conquista, los españoles que llegaron al Nuevo Mundo
tuvieron que usar las pocas monedas castellanas que traían consigo y los medios
de cambio que utilizaban los indígenas tales como el cacao, cuentas de jade o
jadeíta conocidas como chalchihuis, mantas de algodón o patolcuachtli, cañones
de pluma de pato rellenos de polvo de oro y hachuelas o tajaderas de cobre en
forma de letra tau griega. De hecho, el cacao subsistió como medio de cambio en
algunos lugares del sureste de México hasta principios del siglo XX.
Mientras
se usaban los medios de cambio indígenas, los conquistadores reunieron una
buena cantidad de oro y plata del nuevo continente. Posteriormente, con estos
metales de hicieron los primeros intentos de imitar la moneda metálica europea.
Se fundieron discos de una aleación de oro y cobre (pesos de tepuzque), cuyo
peso correspondía al de un castellano (moneda española); de ahí se originaría,
años después, la unidad monetaria de México y de otros países latinoamericanos,
el PESO.
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