viernes, 15 de enero de 2016

EL RUBLO

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EL RUBLO



 

En sus 700 años de historia el rublo no ha sido utilizado oficialmente en otros países. Solo hace muy poco la libre circulación del rublo se instauró por primera vez en el extranjero, fue en la ciudad china de Suifenhe, cerca de la frontera entre los dos países. Por decisión del gobierno chino, el dinero en esta ciudad puede ser ingresado y depositado tanto en yuans como en rublos y ambas monedas son aceptadas en los comercios y en las transacciones sin dinero en metálico. Esta decisión ha institucionalizado una práctica común en la región desde los años 90: Suifenhe es un importante centro para los viajantes rusos y chinos, así como para los turistas del Lejano Este ruso, que acuden a la ciudad con los bolsillos llenos de rublos. Por tanto, la moneda rusa se acepta allí en todos los establecimientos. Otros países, destino habitual de los turistas rusos, como Portugal, Bulgaria y Montenegro, podrían abrir sus puertas al rublo en un futuro próximo.
Ya que el rublo tiene muchas probabilidades de convertirse en moneda internacional, vamos a repasar los momentos cruciales de su historia.
En la Rusia bajo medieval no había explotaciones mineras, por lo que se utilizaba plata extranjera como valor de cambio. Se usaban pequeñas monedas de otros países para los pagos poco cuantiosos. Para las grandes cantidades, el metal se fundía en lingotes que empezaron a ser llamados 'rublos' en el siglo XIII. La palabra 'rublo' se puede traducir como “algo con una soldadura”; naturalmente, esos lingotes de plata se distinguían por una característica soldadura de fundición. Como los rublos eran muy caros (por ejemplo, se podía comprar un rebaño de vacas por un rublo), muy poca gente tenía; los pagos ordinarios se hacían con pequeñas monedas de divisas extranjeras.
Solo con Pedro el Grande, en 1704, se emitieron finalmente en Rusia monedas de rublos originales por primera vez. Del mismo modo, Pedro el Grande fue el primero que introdujo el sistema decimal, adoptado posteriormente por todos los sistemas monetarios del mundo. Pero junto con la moneda surgió la falsificación y se llevaron a cabo todo tipo de intentos para prevenirla. En el siglo XVIII se produjeron rublos gigantes de cobre, de 7,5 cms de diámetro y 3,5 de grosor, que pesaban un kilo. Esa rara moneda, que nunca se usó demasiado, se subastó por última vez en 2003 con un precio de 80.000 dólares.
Según iban creciendo las necesidades financieras del Estado, se fueron introduciendo los billetes. Al principio eran un valor seguro, pero su continua emisión hizo que su precio bajara rápidamente, por lo que en el siglo XIX coexistieron dos estándares diferentes: uno podía pagar un mismo producto bien con un rublo de plata, bien con tres o cuatro billetes. Esta peculiaridad está bien reflejada en la literatura rusa. Por ejemplo, en Corazón ardiente, una obra de teatro del dramaturgo ruso Alexander Ostrovski, un negociante se compromete a pagar 100 rublos de plata por haber empezado una pelea, y finalmente termina por pagar 300 rublos en billetes. Los pagos cuantiosos entre la nobleza, incluyendo las deudas de juego, que se tenían que pagar a tiempo para preservar el honor de un caballero, se tenían que efectuar en rublos de plata.
Paradójicamente, Rusia llegó a emitir incluso rublos de platino en 1828, cuando se descubrió platino en los Urales. Pero en la época las propiedades únicas de este metal eran desconocidas y se consideraba menos valioso que el oro o la plata.
También existieron rublos de oro durante un breve periodo entre 1897 y 1914, tras la reforma monetaria, cuando, por primera vez en la historia de Rusia, el rublo se convirtió en moneda competitiva a nivel internacional. Pero tras la Revolución se desató un completo caos monetario.
Al principio los bolcheviques planearon ingenuamente eliminar cualquier tipo de dinero, lo que, naturalmente, era imposible. Mientras tanto, durante la Guerra Civil rusa, empezó a acuñarse moneda local en diferentes partes del país. Los billetes de la región de Arjánguelsk tenían la imagen de una morsa; en el Este, los billetes eran emitidos por un mercader japonés, Gentaro Shimada. El khan de Jiva empezó a imprimir sus billetes en seda y en la región de Yakutia, donde había escasez de papel, se utilizaban etiquetas de vino de la colección privada de un funcionario local. Todas estas monedas perdieron su valor a pasos agigantados, por lo que tan solo unos años después la gente las usaba para empapelar paredes o para envolver cosas.
Fue en 1923 cuando el rublo fue reintroducido otra vez como moneda nacional, aunque durante el periodo soviético se llevaron a cabo tres importantes reformas monetarias para mantener el valor del rublo.

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