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EL RUBLO
En sus
700 años de historia el rublo no ha sido utilizado oficialmente en otros
países. Solo hace muy poco la libre circulación del rublo se instauró por
primera vez en el extranjero, fue en la ciudad china de Suifenhe, cerca de la
frontera entre los dos países. Por decisión del gobierno chino, el dinero en
esta ciudad puede ser ingresado y depositado tanto en yuans como en rublos y
ambas monedas son aceptadas en los comercios y en las transacciones sin dinero
en metálico. Esta decisión ha institucionalizado una práctica común en la
región desde los años 90: Suifenhe es un importante centro para los viajantes
rusos y chinos, así como para los turistas del Lejano Este ruso, que acuden a
la ciudad con los bolsillos llenos de rublos. Por tanto, la moneda rusa se
acepta allí en todos los establecimientos. Otros países, destino habitual de
los turistas rusos, como Portugal, Bulgaria y Montenegro, podrían abrir sus
puertas al rublo en un futuro próximo.
Ya que
el rublo tiene muchas probabilidades de convertirse en moneda internacional,
vamos a repasar los momentos cruciales de su historia.
En la
Rusia bajo medieval no había explotaciones mineras, por lo que se utilizaba
plata extranjera como valor de cambio. Se usaban pequeñas monedas de otros
países para los pagos poco cuantiosos. Para las grandes cantidades, el metal se
fundía en lingotes que empezaron a ser llamados 'rublos' en el siglo XIII. La
palabra 'rublo' se puede traducir como “algo con una soldadura”; naturalmente,
esos lingotes de plata se distinguían por una característica soldadura de
fundición. Como los rublos eran muy caros (por ejemplo, se podía comprar un
rebaño de vacas por un rublo), muy poca gente tenía; los pagos ordinarios se
hacían con pequeñas monedas de divisas extranjeras.
Solo
con Pedro el Grande, en 1704, se emitieron finalmente en Rusia monedas de
rublos originales por primera vez. Del mismo modo, Pedro el Grande fue el
primero que introdujo el sistema decimal, adoptado posteriormente por todos los
sistemas monetarios del mundo. Pero junto con la moneda surgió la falsificación
y se llevaron a cabo todo tipo de intentos para prevenirla. En el siglo XVIII
se produjeron rublos gigantes de cobre, de 7,5 cms de diámetro y 3,5 de grosor,
que pesaban un kilo. Esa rara moneda, que nunca se usó demasiado, se subastó
por última vez en 2003 con un precio de 80.000 dólares.
Según
iban creciendo las necesidades financieras del Estado, se fueron introduciendo
los billetes. Al principio eran un valor seguro, pero su continua emisión hizo
que su precio bajara rápidamente, por lo que en el siglo XIX coexistieron dos
estándares diferentes: uno podía pagar un mismo producto bien con un rublo de
plata, bien con tres o cuatro billetes. Esta peculiaridad está bien reflejada
en la literatura rusa. Por ejemplo, en Corazón ardiente, una obra de teatro del
dramaturgo ruso Alexander Ostrovski,
un negociante se compromete a pagar 100 rublos de plata por haber empezado una
pelea, y finalmente termina por pagar 300 rublos en billetes. Los pagos
cuantiosos entre la nobleza, incluyendo las deudas de juego, que se tenían que
pagar a tiempo para preservar el honor de un caballero, se tenían que efectuar
en rublos de plata.
Paradójicamente,
Rusia llegó a emitir incluso rublos de platino en 1828, cuando se descubrió
platino en los Urales. Pero en la época las propiedades únicas de este metal
eran desconocidas y se consideraba menos valioso que el oro o la plata.
También
existieron rublos de oro durante un breve periodo entre 1897 y 1914, tras la
reforma monetaria, cuando, por primera vez en la historia de Rusia, el rublo se
convirtió en moneda competitiva a nivel internacional. Pero tras la Revolución
se desató un completo caos monetario.
Al
principio los bolcheviques planearon ingenuamente eliminar cualquier tipo de
dinero, lo que, naturalmente, era imposible. Mientras tanto, durante la Guerra
Civil rusa, empezó a acuñarse moneda local en diferentes partes del país. Los
billetes de la región de Arjánguelsk
tenían la imagen de una morsa; en el Este, los billetes eran emitidos por un
mercader japonés, Gentaro Shimada. El khan de Jiva empezó a imprimir sus
billetes en seda y en la región de Yakutia,
donde había escasez de papel, se utilizaban etiquetas de vino de la colección
privada de un funcionario local. Todas estas monedas perdieron su valor a pasos
agigantados, por lo que tan solo unos años después la gente las usaba para
empapelar paredes o para envolver cosas.
Fue en
1923 cuando el rublo fue reintroducido otra vez como moneda nacional, aunque
durante el periodo soviético se llevaron a cabo tres importantes reformas
monetarias para mantener el valor del rublo.
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