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EL QUETZAL
El desorden monetario y económico del
país fue corregido con la Reforma Monetaria de 1925, cuando el Gobierno del
general José María Orellana, impulsado por varios estudios y por sus propios
ministros de Hacienda y Economía, aprueba la Reforma Monetaria, por medio de la
cual es creado el quetzal como signo monetario y se ordena redimir los billetes
pesos que circulaban, a un cambio de sesenta pesos por quetzal. Al inicio de
esta medida no se emitieron billetes, sino únicamente monedas de oro y plata.
Las primeras fueron de cinco, diez y veinte quetzales; y las segundas, de un medio,
medio, un cuarto, diez y cinco centavos; en cobre, las de un centavo. A partir
de 1927, de nuevo se emite papel moneda en las denominaciones de uno, dos,
cinco, diez y veinte quetzales: también fue emitido un billete de cien
quetzales, pero nunca se puso a circulación. Estos primeros billetes llevan la
efigie del general Orellana. Sin embargo, a su caída y cuando llegó al Gobierno
el general Jorge ubico, estos billetes fueron sustituidos por otros en los que
ya no apareció la efigie de Orellana. En esta nueva serie de billetes se agregó
el de cincuenta centavos. En 1932 y 1946, fue acuñada una moneda de medio
centavo; y en los años 1932, 1943 y 1944, son acuñadas monedas de dos centavos;
tanto la de medio centavo como las de dos fueron hechas de cobre. Es importante
mencionar que tanto en los billetes de pesos —como en los primeros de quetzal,
además de aquéllos en los que se incluye a los presidentes— los motivos
predominantes en el diseño son las alegorías de carácter clásico y los
relacionados con la agricultura y el transporte. Llegado el momento histórico
de la Revolución de Octubre de 1944, se impulsa una Reforma Monetaria en la
cual desparece el Banco Central de Guatemala, que era el Banco emisor creado
con la Reforma de 1925, pero con las características de un banco mixto con
capital privado y del Gobierno. Con la Reforma de 1946, además de la emisión de
la Ley de Bancos y la Ley Monetaria, se promulga la Ley Orgánica del Banco de
Guatemala, que lo constituye como único banco emisor. La emisión monetaria
básicamente sigue igual en lo que a moneda se refiere, son introducidos otros
diseños y en lo que respecta al papel moneda, el Banco de Guatemala emite sus
propios billetes y se sustituyen todos los diseños. Para finalizar este
recorrido sobre la historia de nuestra moneda, deben mencionarse dos aspectos
relevantes, uno de carácter cultural; y el otro, social y económico. El primero
se refiere al valor artístico de nuestras monedas metálicas, pues en ellas ha
quedado, de manera imperecedera, el arte de nuestros grabadores, tanto los de
la Época Colonial como los de la Época Republicana. El segundo aspecto es el
del aprovechamiento habido con las crisis económicas por las que el país
atravesó desde los finales del siglo pasado, hasta casi mediados del presente
cuando, por la escasez de moneda, los finqueros se dieron a la tarea de acuñar
sus propias monedas para pagar los jornales. Estas monedas no fueron más que un
medio de explotación a los trabajadores, pues tales fichas, como verdaderamente
se llaman, únicamente tenían valor en las tiendas de las fincas donde los
campesinos trabajaban: no tenían ningún valor de intercambio, pues si el
trabajador se iba de la finca no las podía utilizar en otra. Tampoco podían ser
objeto de ahorro y se coartaba la libertad de búsqueda de mejores condiciones
de trabajo en otros lugares, pues los trabajadores eran fijados mediante la
entrega de anticipos de especie, que eran cancelados con las mencionadas
fichas. Es interesante saber que todavía en la Reforma de 1946, persiste el
uso, pues la misma ley prohíbe la acuñación de tales fichas, pero no les
reconoció ningún valor, con el cual los trabajadores hubieran podido resarcirse
de haber acumulado esta clase de forma de pago, que hoy es riqueza para los
aficionados a la numismática.
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